Para decidir si algo está "bien" o "mal" tenemos una regla muy sencilla: la redacción debe ser verdadera. Debemos escribir lo que es, lo que vemos, lo que oímos, lo que hacemos.
Por ejemplo, está prohibido escribir: "la abuela se parece a una bruja". Pero sí está permitido escribir: "la gente llama a la abuela "La Bruja".
Está prohibido escribir: "el pueblo es bonito", porque el pueblo puede ser bonito para nosotros y feo para otras personas.
Del mismo modo, si escribimos: "el ordenanza es bueno", no es verdad, porque el ordenanza puede ser capaz de cometer maldades que nosotros ignoramos. Escribimos, sencillamente: "el ordenanza nos ha dado unas mantas".
Escribiremos: "comemos muchas nueces", y no: "nos gustan las nueces", porque la palabra "gustar" no es una palabra segura, carece de precisión y de objetividad. "Nos gustan las nueces" y "nos gusta nuestra madre" no puede querer decir lo mismo. La primera fórmula designa un gusto agradable en la boca, y la segunda, un sentimiento.
Las palabras que definen sentimientos son muy vagas; es mejor evitar usarlas y atenerse a la descripción de los objetos, de los seres humanos y de uno mismo, es decir, a la descripción fiel de los hechos.
AGOTA KRISTOF. EL GRAN CUADERNO (CLAUS Y LUCAS).
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Veño de rematar a lectura do libro Claus e Lucas, de Agota Kristof, un volume no que se recollen as tres novelas que a escritora nada en Hungría publicou entre 1987 e 1991. Unha obra mestra, especialmente a primeira novela, El Gran Cuaderno, escrito cunha prosa seca, medida, dunha perfección como teño lido poucas. Moi poucas. Intúo ecos de Kafka e de Beckett. ¿Como non caeu antes este libro nas miñas mans?
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